viernes, 24 de febrero de 2012

Una pasión, un sueño, una realidad...

... cuando una persona tiene un sueño y lucha con todas sus fuerzas por conseguirlo, nada ni nadie podrá arrebatárselo.
Esta es la historia de un hombre que comenzó a escalar no muy joven, pero con la ilusión de un niño, siempre motivado empezó a pelearse con vías de sexto grado, cuando llegaba a casa y los días de descanso, leía y releía las revistas especializadas hasta aprendérselas de memoria. Y fue ahí, leyendo las hazañas de grandes escaladores como Dani Andrada, Yuji Hirayama, Josune y demás figuras, cuando soñó por primera vez con algo, un sueño que se repetiría en su cabeza durante muchos, muchos años.

Aparentemente no tiene mucho significado, simplemente un número y una letra, de hecho cuando compartía su sueño con compañeros de trabajo bien podían pensar, éstos, que estaba complétamente loco, pero para él era un reto que ansiaba con todas sus fuerzas. Largo era el camino y muchas las dificultades, pero él lo creía posible y se puso a recorrer ese camino que le llevaría algún día a conseguirlo.

Mucho ha cambiado su vida desde ese primer momento hasta el día de hoy, muchas sesiones de duro entreno, muchos viajes de escalada, innumerables los días de currar y escalar o viceversa sin apenas dormir, muchos buenos y malos momentos con los colegas en el sector, siempre dispuesto a aprender y a escuchar consejos y siempre con una sonrisa y una palabra bonita (bueno a veces una guarrada, ji ji ji)

A lo largo del camino fue evolucionando como escalador, hasta que llego a hacer cosas importantes como su primer octavo, que posteriormente lo conseguiría también a vista, pero no solo evolucionó como escalador, sino también como persona, formando una maravillosa familia con su guapísima y fantástica mujer y su encantadora hija, que he de decir que es ¡la niña de mis ojos!.

Pero fue ayer el día elegido por el destino. Salimos los dos muy cansados del trabajo pero los amigos nos estaban esperando en el sector, él tenía una cita a la que no podía faltar. Llegamos motivados, calentamos al solecito y charramos un rato con los colegas, y entonces llego el momento, estaba nervioso porque sabia que era un día especial. Subimos los dos solos a pie de vía. Mientras se ataba, sus ojos reflejaban concentración pero seguridad, empezó a escalar chapando una tras otra todas las cintas que le llevarían hasta ese último movimiento que tantas veces le había hecho fracasar, pero hoy sería diferente, hoy esas presas que en días anteriores fueron pequeñas se habían convertido en "cazos" como por arte de magia, y fue así, con una demostración impresionante de como hay que escalar un techo, como Markitos puso el punto rojo "Tsunami" su primer 8c.

Ese niño que soñaba con hacer "8c" se ha convertido en un gran escalador y mejor persona, enhorabuena a los tres Markitos, Marta y Valeria porque os lo merecéis.